lunes, enero 15, 2007

Vuelta a las andadas

Un Villarreal plagado de bajas ha vuelto a dar al traste con las esperanzas del Athletic de salir de una vez por todas de la zona peligrosa de la clasificación. El partido de hoy no ha sido precisamente propicio para sacar conclusiones sobre el futuro de cualquiera de los dos conjuntos, pero sí que supone una inyección de moral para los de Levante que rompen una racha en la que encadenaban 0 puntos de los últimos 9 disputados. Por su parte, en Bilbao no será una semana fácil: la derrota, amarga como de costumbre, puede hacer mella en una plantilla también muy cargada de bajas y que tiene que saber aprovechar que tiene por delante un calendario propicio para coger distancia por fin respecto a los fogosos puestos de descenso.

Por lo directo del rival y lo apretado de la clasificación era importante, muy importante, sacar un resultado positivo en la Catedral, primero para mantener la tendencia ascendente del equipo y segundo para seguir metiendo en problemas a este Villarreal que no es el de hace un par de temporadas. Pero hoy no era el día. Con un San Mamés más frío de lo habitual y con su fútbol, excesivamente arcaico, el Athletic no ha sabido imponer sus virtudes ofensivas para romper una bien armada defensa amarilla. El juego directo no ha traído ni ocasiones ni miedos para el uruguayo Viera del que apenas recordamos un par de intervenciones.

Pese a la inteligencia de un Forlán muy activo y que, aún no estando a su mejor nivel ni muchísimo menos, se sabe mover como nadie en busca de espacios, los rojiblancos intimidaban por arriba a los de Pelligrini en las jugadas de estrategia con la presencia en cancha tanto Urzaiz como de Javi Martínez y Amorebieta, que jornada a jornada, se convierten en tres importantes referencias a las que sin embargo, las torres villarrealenses supieron medir en todo momento. El detalle con el que se puede resumir la primera parte es seguramente eso, sólo un detalle, en el que no se ha reparado en los medios convencionales: el aplauso condescendiente de la afición cuando, ante la presión de los delanteros del Villarreal, los defensas bilbaínos se quitaban de en medio el esférico a pelotazo limpio. El equipo no estaba ni está para salidas con cabeza tocando por abajo, y muchas de las 37 000 personas que se dieron cita en el templo bilbaíno lo sabían y de ahí su reconocimiento.

La segunda parte empezaba como la primera, sin grandes jugadas elaboradas pero con un amplio derroche físico por parte de unos y otros. Entre tanto, el cántabro Teixeira Vitienes, en una demostración de falta de carácter y personalidad tremenda, perdonaba clamorosamente la 2ª tarjeta amarilla al capitán Josico, quien apenas 2 minutos despuéss sería hábilmente sustituido por Pelligrini evitando así su expulsión. Con la entrada en el campo pasado el minuto 60 de Yeste y Aduriz por Gabilondo y un desafortunado Etxeberria, el Athletic no consiguió ganar como se esperaba en posesión y fútbol. Es más, era con Somoza y Bruno también en el campo, cuando llegaba poco después el tanto de los visitantes. El fallo garrafal en la salida de la pelota del siempre peleón Aritz Aduriz, dejaba totalmente vendida la espalda de la defensa local para que Forlán, que no estaba para nada en fuera de juego como pedían los de Mané, definiera con clase ante Dani Aranzubia para marcar el primero y a la postre único gol del partido.

A pesar de la derrota parcial, el equipo no acabó por despertar hasta prácticamente los instantes finales del choque. Fallaban Casas, Amorebieta y Sarriegi, en primera instancia, haciéndose un lío ya en el descuento a la hora de organizar los últimos bandazos ofensivos de los rojiblancos en busca del empate, y acabaron por entregar la pelota a Forlán que tuvo en sus botas nuevamente la sentencia delante del portero riojano del Athletic. Ya entonces, con el partido casi visto para sentencia, concedía el colegiado una falta muy peligrosa favorable a los locales que acabó por desviar Viera a córner tras remate de Sarriegi. En ese mismo córner botado desde la derecha, era Josemi el que tocaba con la mano y con el tiempo ya prácticamente cumplido el bueno de Teixeira Vitienes señalaba un penalti a todas luces clarísimo. Parecía que, con todo, los de Mané podrían sacar algo positivo del encuentro, pero era el griposo (al menos había sido duda en la convocatoria con dicho pronóstico) Fran Yeste el encargado de lanzarlo, y el que finalmente acabó fallándolo siendo atajado el esférico por el portero uruguayo del Villarreal. Me tienen que explicar algún día si paran tantos muchos penaltis los porteros sudamericanos o es sólo una impresión mía.

Al final, derrota por la mínima de los vizcaínos que sabe peor que mal y que vuelve a colocar a los de San Mamés en una comprometida situación clasificatoria, con sólo dos puntos por delante del descenso que marca el Betis que tiene un partido menos. Las próximas tres semanas se presumen fundamentales de cara al transcurso de lo que queda de temporada. Para el Villarreal, esta victoria a domicilio supone un balón de oxígeno que ahuyenta los fantasmas de otros tiempos y que reengancha al equipo a la zona templada de la liga sabiendo que, de enlazar un par de buenos resultados consecutivos, volverá a estar donde debiera: luchando por Europa.

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