jueves, enero 18, 2007

Pereiro, ultrajado

Señoras, señores, el culo me da temblores. Uno, que se actualiza a diario informativamente, hay momentos en los que no se puede contener ante las barbaridades que lee. El personaje de hoy y de mañana es, sin duda, Óscar Pereiro, un ciclista que hizo el Tour de su vida haciendo 2º en el podium de Paris sólo por detrás del Floyd Landis más épico que hemos visto, y al que aún no le han reconocido su victoria tras el positivo del americano. Pues bien hoy jueves, en un ataque de mezquindad por parte del diario Le Monde se hacían eco de una información con la que se ha acusado públicamente al virtual ganador del Tour de dopaje por administrarse Salbutamol (¿os suena el Ventolín?), una sustancia prohibida por la Unión Ciclista Internacional (UCI) y por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA). Lo cierto es que según podemos saber, el ciclista tiene permitido por ambas agencias administrarse hasta 1000 nanogramos por mililitro de sangre a causa de un asma diagnosticado y que sufre desde un tiempo atrás. Pereiro que podría haber alcanzado dicha cifra por tener prescripción médica ha dado en uno de los controles, 158, y en el otro 159. Con prescripción médica, insisto. Si no la tuviera el positivo estaría en 150. Sacad vuestras propias conclusiones.

Si sabéis francés os recomiendo el artículo. Humillante para esta profesión que me gustaría algún día desempeñar. Es bochornoso que se pretendan aprovechar de una circunstancia que no debiera ser ni tan siquiera reseñable para desprestigiar al gallego que se ha impuesto en su carrera. Las pataletas de esta gente no tienen ni pies ni cabeza: pretenden comparar a un dopado consumado por testosterona exógena con un deportista que teniendo prescrita la toma de dicha sustancia, ni siquiera ha superado su dosis máxima permitida y apenas ha excedido en unos nanogramos la dosis estándar para cualquier ciclista. Vamos, que no hay doping por ningún sitio.

El que sí que dio positivo (y que anda en los tribunales intentando demostrar su inocencia) es el ex-ciclista de Phonak. Floyd se lució en aquella etapa tirando de personalidad y agarrándose a la historia : atacó desde muy lejos, cogió a un grupeto que iba por delante y tirando tirando abrió hueco sobre el maltrecho pelotón de los Pereiro y Sastre. La etapa fue de escándalo. Lo flagante es que lo consiguiera vía doping, manchando más si cabe el nombre de este deporte que no se merece los cuervos y malasombras que aparecen por las esquinas.

Condenado el dopaje, quiero puntualizar algo. Pereiro no es aún el ganador del Tour, porque la organización de la carrera no quiere dárselo. Así de contundente y así de fácil. Es sorprendente la actuación de la gente de ciclismo que lleva esta carrera: les comunican una anomalía en una de las pruebas antidopaje, se confirma el positivo en el contraanalísis y, a pesar de haber descalificado a Landis, no dan el premio al segundo, que para desgracia de algunos, es español. En la Vuelta, según se supo lo de Heras, fue inmediatamente expulsado y coronado vencedor el ruso Dennis Menchov. ¿Por qué no funcionan las cosas como debieran funcionar? Ahora sin tregua a por el Tour. ¿Además de no reconocer el mérito de un campeón, pretenden manchar su nombre? ¿Pero de qué vamos?

Óscar, estamos contigo. Quizás decir lo que he dicho, como lo he dicho sea un poco apresurado y demasiado radical, pero esto es para plantearse lo de volver al Tour.

Foto | Terra

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